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Receta para la economía circular en empresas del plástico
Durante su participación en el XXII Foro Anual Cipres, Circularidad y Responsabilidad Sustentable en la Industria del Plástico, el especialista reconoció que este sector está enfrentando grandes retos, por lo que las empresas deben preguntarse qué tan eficientes son el uso de recursos y revalorizar los residuos.
“Estamos cambiando la concepción de los residuos, ya no es basura, es un recurso fuera de lugar, es algo que tendríamos ir revalorizando a lo largo del tiempo con la finalidad de que siga conservando su valor económico y esto nos va a llevar a minimizar la generación de residuos, logrando una economía sostenible”, mencionó.
Para ayudar a las empresas a migrar hacia la economía circular, Adrián Méndez presentó una ‘receta’ que deben seguir al momento de diseñar un producto y lo primero es seleccionar los materiales, prefiriendo los de bajo impacto, y conociendo todo de estos, desde cómo se obtienen, de dónde vienen, cuántas emisiones genera su obtención, etcétera.
Después es necesario buscar la forma de reducir el uso de materiales, por ejemplo, con envases más delgados, fabricados con menor cantidad de material, pero con la misma calidad y desempeño.
El investigador dijo que las empresas también deben ajustar los diferentes métodos de producción. Además deben contar con una fase de distribución eficiente, porque cualquier producto que fabriquen o vendan va a ser transportado, y hay un gasto de combustible, de modo que se requiere hacer más eficiente su transporte, por lo que esos productos pueden ser ensamblables, ligeros, etcétera, para que su traslado genere menos emisiones contaminantes y menor gasto de energía.
En la etapa de uso, los productos fabricados deben buscar reducir su impacto durante la aplicación, por ejemplo, promoviendo la estandarización, los productos durables, modulares y fáciles de reparar. Esto se contrapone con hacer productos desechables porque eso implica generar cada vez más recursos.
Un último punto en esta ‘receta’, es la optimización al final de la vida del producto, de manera que las empresas tendrían que considerar la reutilización, remanufactura, reciclado, etcétera, de los productos que fabrican para reintegrarlos al ciclo de vida.
Adrián Méndez mencionó que una manera de saber si el producto que se está fabricando es circular, se puede aplicar el Indicador de Circularidad del Material (MCI, por sus siglas en inglés).
Explicó que se trata de evaluar lo que entra y lo que sale de nuestro sistema, es decir, elementos que vienen de material virgen, reciclado o reutilizado, asimismo se analiza la utilidad, cuánto tiempo y uso va a soportar el producto en comparación con la competencia.
Y también se considera el destino del producto después de su uso, cuánto material se va al vertedero, cuánto se acopia para el reciclaje y al final la eficiencia del reciclaje.
“El impacto negativo de los plásticos puede ser reducido mediante la implementación de un modelo productivo de economía circular por parte de la empresa, así como la participación comprometida de la sociedad en un manejo adecuado de los empaques y embalajes en su etapa final (…) Hay que diseñar nuestros productos pensando en un ciclo de vida, qué va a pasar con ese producto al final, lo vamos a poder reincorporar, remanufacturar, desintegrar o qué vamos a hacer con él, y cada vez que baje el impacto ambiental de un sistema aumenta su competitividad, porque las ineficiencias ambientales, son ineficiencias materiales, es decir, ineficiencias económicas”, finalizó.